Según, Rojas. El 19 de abril de 1810 fue sin duda alguna un golpe de estado, comandado
por la oligarquía criolla en contra de las autoridades españolas que
representaban al reino ibérico. Esta es una lectura sencilla del
complejo panorama social, político y económico que manejaba Venezuela
para esos años. Constituida en Capitanía General, nuestro territorio estaba integrado
por un conjunto de provincias poco importantes para España.
(cp.cit) La noche del 18 al 19 de abril, los complotados se reúnen en la
residencia del médico José Ángel de Álamo. La idea era aprovechar que el
Jueves Santo el Capitán General Emparan debía asistir con el Cabildo a
la Catedral para las ceremonias religiosas, momento que aprovecharían
para invitarle a una especie de cabildo abierto, donde los criollos
plantearían formar una Junta de Defensa de los Derechos de Fernando VII.El Presidente del Cabildo Llamozas convoca a la reunión a las 8
de la mañana. Emparan cae en la trampa y asiste desprevenido.
(cp.cit) Cuando comenzaba a caldearse el ambiente, se va, alegando que a las 9 am
comenzarían los oficios religiosos. Cuando llegaba a la puerta de la
catedral Francisco Salias lo detiene, conminándolo a regresar al
Cabildo, porque "está en juego la salvación pública". Ante tal
irrespeto, la escolta militar trató de arrestar a Salias, pero el
capitán Luis de Ponte, siguiendo instrucciones del Inspector General
Fernando Rodríguez del Toro (comprometido en la conspiración) no lo
permitió. El Alférez Feliciano Palacios Blanco intervino para convencer a
Emparan y así, regresaron a la reunión del Cabildo.
(ct.cit) En la discusión a favor y en contra de la constitución de la Junta ya
actuaban elementos separatistas, que decían que el Capitán General no
debía presidir ni formar esa Junta. En realidad lo que querían era que
sólo los criollos la integraran y así, tomar las riendas del gobierno
colonial.El canónigo chileno José Cortés de Madariaga, era uno de los partidarios
de la independencia absoluta. Sin llegar a ningún acuerdo en la
acalorada discusión, Emparan decidió consultar a la multitud que se
agolpaba en la Plaza Bolívar -y que ya estaba informada de lo que se
planteaba dentro del Cabildo-, si querían que continuara al frente del
gobierno local.
(ct.cit)Emparan se asomó al balcón y la multitud, sorprendida por la radical
pregunta del Capitán General, al principio comenzó a opinar
positivamente, hasta que detrás de Emparan el dedo del padre Madariaga
hizo la seña que cambiaría para siempre la historia de Venezuela. Así describió su defenestración el propio Emparan, en carta al Ministro
español Luis de Onis: "Me levanté de mi asiento y asomándome al balcón
dije en voz alta:
(cp.cit) Si era cierto que el pueblo quería que yo dejase el
mando, y los que estaban más inmediatos y a distancia de percibir lo que
se les preguntaba, respondieron: "No, señor, no", pero otros más
distantes a quien los revolucionarios hacían señas del balcón porque no
me podían oír, y era sin duda de la chusma que tenía pagada, dijo que
sí: y sobre este sí de un pillo, los mantuanos revolucionarios me
despojaron del mando, obligándome a que le transfiriese al cabildo, que
hizo cabeza de la rebelión, por más que protesté la nulidad del acto
pues no estaba yo autorizado para renunciarlo".
Según, Acosta. (1979) en su
libro narra que Bolívar fue enviado a Inglaterra con el grado de Coronel junto
con Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática con las
instrucciones de solicitar apoyo británico a la junta en nombre del rey Fernando
VII aprovechando la circunstancia de que España y Gran Bretaña eran ahora
naciones aliadas que habían dejado de lado sus históricas diferencias ante el
peligro común que representaba Napoleón.
La misión diplomática llegó
a Londres en un momento político delicado ya que entonces Gran Bretaña estaba
dando una costosa ayuda militar a España y la negativa venezolana de aceptar la
autoridad del Consejo de Regencia español resultaba inconveniente en esos
momentos.
(cp.cit) Sin embargo, Lord
Wellesley consideró conveniente recibir a la delegación en su casa particular, Apsley
House, por temor a que sus miembros recurrieran a Napoleón en busca de apoyo y
así aprovechar la ocasión para averiguar las pretensiones venezolanas.La
postura británica fue muy clara desde el principio dando a entender a la
delegación que en esos momentos el apoyo político a Venezuela era imposible y
en un intento de presionar a España para que les dejase comerciar libremente
con sus colonias, los británicos trataron de desviar las negociaciones hacia
acuerdos comerciales más acordes con sus intereses.
(cp.cit) A pesar de que no
se cumplieron todos los objetivos de la delegación, se lograron algunos
compromisos importantes gracias a la presencia de Francisco de Miranda en Londres,
con quien Bolívar empezó a mantener contactos que fomentaron una participación
discreta de este mediante sus contactos personales en las negociaciones.
Así Bolívar logró la
secreta connivencia inglesa, la apertura del comercio, y la posibilidad de que
Inglaterra ejerciera presiones sobre España para favorecer los intereses
venezolanos.
Según,Mijares. (1998) dice que cuando Bolívar conoce por primera vez a Francisco de Miranda en Londres queda pasmado ante el personaje; tanto, que le propone regresar a su país y, a sus órdenes, comenzar
el proceso emancipador a través de la Junta de Caracas, que es el nuevo
poder local. En 1810 Miranda regresa a Caracas como un héroe, la Junta le nombra
Teniente General de los ejércitos independentistas, diputado en el
congreso y, al final, generalísimo con todos los poderes. El general
organiza el nuevo ejército libertador y ordena la defensa de las
principales costeras, ya que se espera un inminente ataque español.
Según, Encel. (2002) narra que la conspiración de
los Mantuanos, a mediados de
junio de 1807 Simón Bolívar estaba de nuevo en Caracas, la ciudad había cambiado
y el ambiente político estaba algo tenso, Bolívar había vivido en un ambiente
lleno de libertad en Europa y se mostraba un tanto incómodo en un país dominado
por la monarquía española; junto con su hermano Juan Vicente, los Ribas, los
Montilla, los Ustáriz, los Rodríguez del Toro y muchos otros, inició una serie
de reuniones conspirativas en su casa de campo. En julio de 1808 con motivo de
su cumpleaños, Bolívar ofreció una comida en su casa de Las Gradillas, en
realidad no era una reunión social, sino parte de una conspiración.
(cp.cit) España
y Venezuela en 1808 , el panorama
político de España se volvió tenso por la invasión de Napoleón; Carlos IV
entregó la corona a su hijo Fernando VII, y luego éste fue obligado a abdicar a
favor de José Bonaparte; los españoles formaron Juntas de Defensa de Fernando VII, quien permaneció cautivo en Bayona, Francia; en Caracas se enteraron de
las acciones de los franceses a través de Andrés Bello, alto funcionario de la
Secretaría e intérprete del gobierno;
(cp. cit) otra de las fuentes fue el comandante
Paul de La mañón, quien arribó al puerto de la Guaira en julio para exigirle al
capitán general el reconocimiento inmediato al nuevo rey José Bonaparte; la
reacción de los caraqueños no se hizo esperar, una manifestación popular rechazó
la presencia del comandante francés, y en medio del júbilo de todos el
Ayuntamiento proclamo su lealtad a la Corona española. La mañón se marchó casi
de inmediato; el 12 de enero de 1809 se adoptó como gobierno el de la Junta
Central de España, que funcionaba en Sevilla.
En mayo de ese año, llegó el nuevo gobernador y capitán general Vicente
Emparan, hombre astuto y liberal; partidario de Napoleón que decía ser algo
afrancesado. Con el tiempo, los jóvenes patriotas, entre quienes se hallaba
Bolívar, lo invitaron a sus actos sociales hasta ganarse su confianza y
amistad. Sin embargo, el capitán no estrechó las relaciones con el clero, la
Real Audiencia y el Cabildo; en este último se fraguaba un sentimiento de
independencia. La actitud del gobernador, unida a ciertas medidas despóticas,
abonaron el camino a la insurrección.

(cp.cit) El 19 de Abril de 1810 renació la conspiración de los mantuanos,
quienes en esta ocasión se habían procurado la cooperación de los batallones
veteranos o las milicias, así como el apoyo de los notables, los intelectuales,
de parte del clero y otros sectores de la sociedad, y de un núcleo considerable
del pueblo. Una vez eliminada la posibilidad de toda resistencia en la
Península, los notables caraqueños concibieron la constitución de una junta
similar a las formadas en España a fin de regir los destinos de la provincia. El
capitán general Vicente Emparan, deseoso de ganar tiempo e indeciso ante el
camino a seguir, suspendió la sesión del Cabildo y se dirigió a la catedral;
sin embargo a las puertas de ésta, uno de los revolucionarios, Francisco Salías,
se interpuso y tomando del brazo a Emparan, le conminó a regresar al Cabildo.
La actitud de Salías fue ampliamente celebrada por la multitud en general y por
un grupo de conjurados; antela osadía de Salías, los soldados que formaban la
guardia del capitán general hicieron un ademán de apercibir sus armas, pero una
orden del oficial venezolano que los mandaba, los mantuvo firmes en sus puestos
sin intervenir.

(cp.cit) Dadas la circunstancias, Emparan regresó al Cabildo, acompañado de los
alcaldes, regidores y notables, mientras una multitud invadía la plaza mayor.
Al poco tiempo llegaron al Cabildo el abogado Juan Germán Roció, el canónigo
José Cortés Madariaga y otros representantes del pueblo y del clero, quienes se
incorporaron a la reunión. Presionado por los factores de poder presentes en el
Cabildo de Caracas, Emparan pronunció las palabras que señalaron el principio
del fin, por lo menos jurídicamente, del régimen español en Venezuela.
Dirigiéndose al pueblo congregado en la plaza, desde el balcón del cabildo, les
preguntó si deseaban que él continuase mandando; ante la respuesta negativa de
las personas presentes, instados por el canónigo José Cortes de Madariaga quien
les señalaba que no con el dedo, detrás de Emparan, este exclamó: "¡Pues
yo tampoco quiero mando!".

(cp.cit)Luego de esto, quedó establecida la que oficialmente recibió el nombre
de Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII. El mismo 19 de
abril de 1810 fue redactada el acta en la cual se consignaba el establecimiento
de un nuevo gobierno. En la misma se precisaba que el gobernador y capitán
general, el intendente de Ejército y Real Hacienda,
(cp.cit) el subinspector de
artillería y el auditor de Guerra y asesor general, así como la Real Audiencia,
quedaban privados del mando que ejercían, a la vez que suprimían esas
instituciones. En consecuencia el Cabildo de Caracas, con sus 2 alcaldes José
de Llamozas y Martín Tovar y Ponte a la cabeza, asumió el poder, incorporando en
su seno a los representantes del clero, del pueblo y de los pardos, ya
mencionados, mientras que el mando militar era confiado momentáneamente al
teniente coronel Nicolás de Castro y al capitán Juan Pablo Ayala.
(cp.cit) El acta del
19 de abril fue firmada por todos los asistentes al Cabildo extraordinario de
ese día, incluyendo a los funcionarios españoles depuestos (Vicente Emparan),
los que desempeñaron un papel secundario y los que a partir de ese momento
asumieron el poder (Tovar, Roció, Cortés de Madariaga, etc.).